6 feb 2015

¿Qué sentido tiene?

Quemar vivo a un prisionero de guerra ante las cámaras de televisión

Por Walter Moore[i]
05/02/2015     

Tiene sentido, pero para revelarlo es necesaria una explicación sobre el funcionamiento actual y futuro de las guerras de la Globalización, o sea las que son patrocinadas por el gran capital internacional, experto en dirigir la opinión pública mundial para favorecer sus intereses.

La actual privatización de la guerra, la cual optimizan lo que ellos mejor manejan: el costo-beneficio, es realizada ahora por mercenarios extraídos de las capas sociales más enfermas de pobreza y exclusión, donde a los jóvenes marginalizados les ofrecen una oportunidad: sentirse importantes y dar rienda suelta a sus peores instintos. Todo eso a cambio de armamento liviano, y en consecuencia barato, y la provisión de elementos que de los que ya dispone el Imperio, como información, inteligencia militar, coordinación estratégica y técnicas obtener flujos de fondos propios muy importantes, sea robando petróleo o bancos, que disminuyen aún más los costos de desprestigiar al Islam, que ha cometido el “imperdonable pecado” de prohibir la usura.

Este “War Horror Show” de decapitaciones, lapidaciones, y homicidios por lanzamiento de homosexuales desde la terraza de edificios, sirve para presentar a estos grupos de mercenarios como seres siniestros y despreciables, cuya desaparición de la faz de la tierra estará plenamente justificada.

Pero, conociendo a esta gente, que lleva siglos organizando guerras y matanzas para tener más y más dinero y poder, sabemos que cuando muestran un horror es porque tienen programado otro, tal vez no tan repulsivo, pero igualmente útil para sus planes de exterminio de poblaciones para robarles sus recursos naturales: Ellos ya tienen como reemplazo a guerreros del EI, a los Drones Asesinos y se preparan para destruir a los miembros del horroroso Estado Islámico, mediante el inescrupuloso Ejército Israelí.

La guerra entre máquinas y defensores humanos, ampliamente tratada en el cine de “ciencia” ficción, puede aparecer como más aceptable ante los ojos de la teleaudiencia comparada con la crueldad del Estado Islámico, y si el Ejército Israelí se ocupa de destruirlos, lavará las manchas a su prestigio de “eternas víctimas”, generadas por la realización de permanentes masacres del Pueblo Palestino, sin por eso, dejar de ser los asesinos en que se han convertido, que a una indicación de sus amos, cambiarán de víctimas, eso es todo.

Los “Hacedores de Guerras” van adecuando sus métodos a las limitaciones que impuso la realidad a la guerra entre potencias, pues la última terminó con dos bombas: Una destruyo a la ciudad de Hiroshima y la otra a la ciudad-puerto de Nagasaki. Pero cuando todas las potencias tuvieron su propio arsenal nuclear, las Guerras Directas Entre Potencias se acabaron, pues se estableció el concepto de “Destrucción Mutua Asegurada”. Después de la rendición de Japón, las potencias rivales pelearon por “Procuración” en otras naciones, tal como sucedió en España, donde los futuros contendientes de la Segunda Guerra Mundial probaron sus armas y estrategias apoyando a alguno de los dos grupos enfrentados en la Guerra Civil, y perdió la República y ahora tienen un rey???.

La Guerra de Corea fue otra Guerra por Procuración: En esa península se enfrentaron los dos vencedores de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la la Unión Soviética, con su aliada, República Popular China, dos países comunistas frente a la gran potencia capitalista, pero no llegaron a tirarse bombas atómicas, y así todo quedó en un empate que dura ya más de seis décadas. Ahora tenemos una nueva Guerra por Procuración en Ucrania, donde prueban sus músculos la OTAN y la Federación de Rusia.

Pero para explicar las crueldades del Estado Islámico, es necesario analizar lo sucedido en las sucesivas Guerras de Saqueo, cuyo ejemplo paradigmático fue la Guerra de Vietnam, en la cual Estados Unidos utilizó todo su potencia, pero no logró vencer al sagaz General Giap, que logró trasladar esa contienda al interior de Estados Unidos, donde fueron sus ciudadanos los que le concedieron la victoria, porque con cada ataúd de los 58.159 muertos norteamericanos, o el anuncio de alguno de los 1.700 desaparecidos, crecía la oposición en Estados Unidos a la Guerra, sin contar los varios millones de vietnamitas sacrificados para repeler la invasión, que perdieron la vida en los 16 años que duró esa guerra.

La derrota de Estados Unidos en Vietnam, gracias a que la guerra se filtró en su territorio a través de sus propios noticieros televisivos, cambió la tónica de los enfrentamientos posteriores en las numerosas guerras de Saqueo que siguieron hasta avanzado el Nuevo Siglo.

La derrota del Imperio Británico en la Segunda Guerra solo fue mitigada por las colonias que aceptaron el rol de socios de la pequeña isla, incapaz de defenderse a sí misma de una Alemania antes humillada, y entonces muy fortalecida, que le proporcionó con una derrota que, al final, le costará el desmantelamiento del Imperio, pues Gran Bretaña fue expulsada de India y de Asia. La Argentina, su colonia más rica, aprovechó para cobrarle viejas deudas por la comida no pagada, y se quedó dueña de la gran inversión radicada en el país. Pero Inglaterra perdió el pelo, pero no las mañas, y siempre siguió controlando a sus servidores insertados dentro de los gobiernos de estos países “independientes”.

Su “salvador” de Alemania, Estados Unidos, asumió sus roles imperiales, pero también perdió el control de Irán cuando los iraníes expulsaron al Sha de Persia. Francia perdió Argelia, un territorio 4 veces mayor que el de su país, y también fue expulsado de Vietnam.

Europa Oriental se organizó bajo el Pacto de Varsovia, hasta que el sistema soviético colapsó, y poco a poco, las potencias occidentales fueron cooptando a los países de esa región, pero sin arriesgar soldados norteamericanos. Degradaron a naciones como Yugoeslavia y dividieron Checoslovaquia, y buscaron reconstruir el Imperio Occidental, unificando Europa bajo el paraguas nuclear de la OTAN y enredándolos en la red monetaria del Euro, hoy al borde del colapso.

La “Petrofagia” norteamericana, fue contagiada a todo occidente, gracias al poder que tenían las multinacionales de energía, que formaban parte del Complejo Industrial-militar-financiero conducido desde Washington y Wall Street, con todo ese poder para asegurar el suministro de ese insumo. Estos grupos, todavía no repuestos de la herida vietnamita, decidieron ir a robarlo al Medio Oriente, al mejor estilo de la “Conquista del Oeste”, y para eliminar toda oposición interna, organizan una mentira tan grande como las tres torres derribadas por dos aviones.

Así entran a saco en la gran nación de Irak, linchan a su primer mandatario y luego ni siquiera se toman el trabajo de mentir para invadir Afganistán, sólo utilizan los buenos oficios de Rambo, su prócer televisivo predilecto, y ahora no saben cómo salir de ese laberinto. 

Pero los ataúdes con jóvenes norteamericanos siguen llegando, porque el formidable equipo defensivo de que disponen, no cubre sus mentes donde sigue funcionando la ética de los norteamericanos, así que cuando vuelven, estos jóvenes se suicidan en mayor número que al combatir a un enemigo cuya maldad no pueden encontrar: pues finalmente pelean por su patria, por su nación, por su forma de vida. Ellos harían lo mismo si los invadieran extranjeros.

Pero la “petrofagia” no se cura, porque no se quieren aplicar masivamente los probados remedios de las energías alternativas, y para defender a los directorios de las podridas empresas petroleras, hay que seguir invadiendo y controlando los territorios donde el subsuelo contiene oro negro.

Pero sus economías, desbaratadas por la cleptocracia financiera, no pueden seguir sosteniendo los enormes gastos de una guerra convencional, entonces los estrategas de la muerte, instalan una solución creativa: 

Después de machacar durante más de una década sobre el peligro de terroristas “invisibles”, deciden inventarlos, y juntando psicópatas marginales, arman una guerra a su medida. Los entrenan, les facilitan la logística, la información y las estrategias que necesitan, y los guian para provocar daño y rechazo entre los bien pensantes occidentales y de paso, desprestigiar al Islam, luego los instalan en un gran espacio que contiene mucho petróleo y poca gente, equipándolos con armamento muy barato, (comparado con el precio del armamento pesado de última generación), reparten un catering que los mantenga vivo y los ultiman si reciben heridas complicadas, pues no quieren costear equipos sanitarios que podrían llegar a utilizar las poblaciones invadidas, y además, nadie los va a extrañar, ni a organizar manifestaciones para defenderlos. 


Y aquí viene la pregunta ¿Para qué difunden actividades que repugnan a los pueblos civilizados, tales como decapitaciones, crucifixiones, lapidaciones y arrojo de personas condenadas por homosexuales desde edificios altos?. Esto no traerá simpatía sobre estos esbirros alucinados, sino todo lo contrario, justificará que los persigan hasta sus mismos socios.

Pero el Imperio Global no da pasos en falso. 

Al mismo tiempo que lanza al Estado Islámico sobre los territorios que quiere ocupar, sus empresas desarrollan máquinas teledirigidas cada vez más sofisticadas, pero aún sin llegar a disponer de los arsenales suficientes como para controlar todos los campos de batalla.

Su objetivo final, para llevar adelante esta guerra sin soldados propios, que puedan cambiar de opinión y amenazar su retaguardia, no tienen otra solución que el uso masivo de drones, sean aviones, tanques, o embarcaciones. En esa forma todos los futuros cadáveres serán de los habitantes de los países invadidos, y nada de féretros cubiertos por la bandera de las barras y estrellas.

Pero las tropas terroristas pueden pensar por su cuenta, y es probable que la evolución de los acontecimientos las llevará a definir sus propios objetivos, por ejemplo, atacar a su principal sede en el medio Oriente, su aliado imprescindible: Israel, cuyas fuerzas armadas no vacilan en asesinar a civiles masivamente, actividad que está erosionando su aura de eternos perseguidos. Pero si las tropas judías comenzaran a destruir a los enmascarados canallas del Estado Islámico, no serían criticadas, sino todo lo contrario, y recuperarían algo de su alicaído prestigio.

Pero para entonces, la guerra ya no sería librada por tropas de ocupación, sino por máquinas, por drones cada vez más perfeccionados, y por eso es necesario que los terroristas carezcan de armamento sofisticado, capaz de oponerse a una operación de limpieza por parte de un ejército formal, como el israelí, que dispone de tecnología avanzada. 

Eliminado el factor irritativo de los verdugos, se podrá poner en acción a la guerra perfecta: El dinero (las máquinas sólo son paridas por el dinero) contra las personas, pues es infinitamente más fácil odiar a los verdugos del Emirato Islámico, que a los que manejan máquinas a través de satélites, a 15 minutos de viaje en auto desde sus cálidos hogares. Son seres normales, que dedican algunas horas diarias a juegos electrónicos, que no sienten el olor de la sangre y el humo, los ruidos de edificios derrumbándose y gritos de los heridos, y sobre todo sin peligro, ni responsabilidades legales como “asesinos ocultos”: son simples empleados del Pentágono especializados en una gama de la electrónica.

Este es el tipo de guerra que veremos en el futuro próximo: La guerra de las Corporaciones contra los Pueblos, destinada a mantener viva la enfermedad petrofágica del Gran Capital Global.

¿Qué mentes dementes pueden creer que ese puede ser el destino de una Humanidad, que ha evolucionado durante millones de años hasta ser lo que hoy es?.

A medida que esta mentira evolucione, el desorden global será cada vez mayor, y la Patria Grande se hará cada vez más fuerte, pues este Nuevo Mundo, antes sometido, ahora se ha asumido como el Continente de la Paz, y el mundo quiere la Paz, necesita la Paz.


En Buenos Aires, 5 de febrero de 2015



[i] Walter Moore es autor de “La Cuarta Guerra Mundial: El Imperio Global contra el Tercer Mundo”, Ed. Fabro - Bs.As.- 2014

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