Por Walter Moore[i]
10/04/2015
Parafraseando al mariscal Von Clausewitz, podemos decir que “La Política es la continuación de la Guerra por otros medios”. Definición que puede enmarcar el formato actual de la denominada “Guerra Híbrida” por la cantidad de los recursos empleados, o bien designarla como “Guerra Neocolonial”, por los objetivos perseguidos por el Imperio Global que la lleva a cabo, impulsado por la idea mesiánica de que les “corresponde” mandar en el mundo.
Este Plan de Dominación Global se puso en marcha al terminar la 2da. Guerra Mundial, cuando Estados Unidos era el país más rico del mundo, guardaba la mayor parte de las reservas de oro del planeta, tenía una industria que había crecido enormemente por las necesidades de la guerra, y que se encontraba intacta, a diferencia de las otras naciones industriales arrasadas por las bombas, y fue entonces que su moneda se constituyó en la divisa universal. Y hoy, después de 6 décadas de hegemonía mundial, por primera vez es severamente cuestionada por dos grandes potencias: China y Rusia, que buscan crear una moneda de los BRICS para impulsar un desarrollo independiente de los países “emergentes”.
A través de los tiempos, las estrategias imperiales han evolucionado, pero siempre obligan a los dominadores a mantener un grado de cinismo y crueldad que los deshumanizan y borran las virtudes, que les permitieron lograr el liderazgo que les diera acceso a la dominación. El liderazgo implica condiciones de superioridad moral, que decrecen a medida que imponen su poder, sea “Por la razón o la fuerza”, o para instalar el “Orden y Progreso”, que se publicitaban en banderas y escudos, cuando los imperios todavía eran prolongaciones de naciones.
Ya esto no es así: El Imperio Global es una organización apátrida, definida por la Iglesia Católica como un grave peligro para la Humanidad, y designado en varias Encíclicas como Imperialismo Internacional del Dinero, que no tiene límites ni fronteras. Un Imperio Abstracto, de puro poder de dominación, sin carnadura física, ni territorial, ni racial, absolutamente carente de emociones, de raigambre y de límites perceptibles. Un Leviatán enemigo de la Humanidad, y en consecuencia sin destino dentro de ella, puesto que no distingue entre propios y ajenos, y toma al mundo entero como su enemigo a conquistar, y utiliza cualquier grupo sediento de poder para sus fines.
Las naciones defienden su identidad, su historia, sus ancestros y sus héroes, y en América Latina, un continente que ha sido sometido a la dominación durante medio milenio, ha desarrollado fuertes mecanismos defensivos para preservarse. Por eso, no es casual que, los tres grandes líderes contemporáneos de América Latina, todos tienen genética indígena, imprescindible para recuperar la identidad, pero además, dos de ellos fueron militares: Perón y Chávez, y el tercero, el visionario del pasado: Juan Evo Morales.
Sus éxitos en la gestión liberadora de la opresión imperial, no puede separarse de estos dos factores: la genética de su amor profundo por su tierra, y la concepción geopolítica militar, imprescindible para definir estrategias defensivas, que siempre trascienden las fronteras nacionales, unida al entrenamiento en la programación estratégica, necesaria para luchar contra el Imperio Global, que planifica siempre sus “Objetivos sin tiempo”.
Génesis de la actual Guerra Híbrida
El Destino Manifiesto instalado por el puritanismo en la cultura de las clases dominantes norteamericanas, encontró reforzado su poder gracias a su participación en una guerra cuyo gasto principal estuvo a cargo de otros, y hábilmente disfrutó de los beneficios de la victoria. Sin embargo. tropezó con dos graves derrotas cuando la guerra de Liberación de la opresión fascista se convirtió en Guerra Neocolonial, primero no ganó en Corea y luego fue derrotado en Vietnam, lo que costó 25.000 soldados norteamericanos muertos en Corea y 54.000 a manos del ejército de Vietnam del Norte, comandado por el legendario General Giap, que, aplicando las enseñanzas de Sun Tsu, desarrolló la Guerra Asimétrica, en la que participan un ejército regular, que abastece a un gran número de partisanos, organizados para combates breves, y que en la zona invadida, cuentan con una parte importante de la población de cooperando con el Frente de Liberación.
Pero la definitiva derrota norteamericana no ocurrió sólo en Vietnam, sino básicamente en Estados Unidos, donde toda la sociedad se rebeló ante una guerra que contradecía todos los principios que hasta entonces justificaron las intervenciones norteamericanas: “La defensa de los más débiles, de los gobiernos elegidos por el Pueblo y de la Libertad”. La realidad vietnamita reveló que eran grandes mentiras, lo cual quebró la voluntad de apoyo a la guerra de los jóvenes, que emigraban en masa a Canadá.
Esta derrota hizo que el Imperio Global, ahora firmemente controlado por el establishment financiero, militar, industrial y mediático estadounidense, modificara las estrategias a aplicar a los países invadidos, copiando algunas de las técnicas de su enemigo, que tanto éxito habían tenido debilitándolos dentro de su propio territorio.
Para controlar los movimientos de liberación en las naciones de su “patio trasero”, emplearon estas nuevas estrategias creando una versión llamada Guerra Hibrida, una agresión neocolonial consistente en eliminar a todas las personas e instituciones que pueden oponerse a la invasión, incluyendo las que puedan resistirse en el futuro. Luego trasladaron estas metodologías a la OTAN, y escondidos tras la bandera de las Naciones Unidas, se dedicaron a partir en pedazos a otras naciones, primero a las no europeas occidentales, como Irak y Yugoslavia, para quedarse con el petróleo y otros recursos naturales, usando a las naciones europeas y del Commonwealth como carne de cañón, primero con soldados y ahora con grandes pérdidas económicas ocasionadas por su confrontación con Rusia.
Entre los principales componentes de la Guerra Híbrida encontramos al Genocidio, que tiene dos funciones básicas: eliminar a sus opositores, ya sean opositores físicos (la resistencia armada),a los opositores políticos, confrontadores intelectuales y aún a las generaciones que pueden convertirse en posibles opositores en el futuro.
El terror se perfeccionó como instrumento para acallar protestas, generar en los más lúcidos, un impulso para salir de la escena y salvar la vida, propia o ajena, y así, entre asesinatos y persecuciones físicas, económicas o laborales, los agentes imperiales van desmantelando los nidos de resistencia. También aprovechan las disidencias internas para debilitar a los gobiernos que se oponen a la invasión, creando caos y un desorden creciente hasta que abandonan el poder, y poder así darles, a los traidores, algunas prebendas robadas a la Patria, siempre que crean que les seguirán sirviendo.
La “Guerra Psicológica”, es otro recurso principal para el proceso de invasión. Para eso el Imperio necesita controlar las empresas dueñas de medios grandes de difusión masiva. El Poder del Dinero logra este control mediante inversiones importantes en complejos editoriales en crisis, (generadas exprofeso, por ejemplo, al no entregar publicidad de sus multinacionales, o retirándola en momentos críticos), así el “auxilio económico” se ofrece como adquisiciones patrimoniales, que permiten reclamar lugares relevantes en sus directorios, y con el tiempo conducen la política editorial, sin importarle el descrédito que ocasiona convertir un sistema de información más o menos creíble, en un folleto de propaganda de la CIA, como ocurre actualmente con el complejo de Clarín, la Rede Globo y otros grupos en todo el planeta controlado por ellos.
La Guerra Económica, mediante las hoy llamadas, “Sanciones”, sirven para dejar afuera de los mercados mundiales a las naciones agredidas, quebrar empresas locales y generando pobreza artificial entre los que cometieron el fatal error de confiar su prosperidad al llamado “Sector Externo”. El desastroso proceso ensayado en la Argentina mediante las privatizaciones y “racionalizaciones”, ahora, se está aplicando tal cual, en los países europeos. Como resultado, las convulsiones sociales, ya afectan a países centrales como Francia, mientras Grecia, Portugal, España e Irlanda, que evalúan la posibilidad de tomar el camino de Islandia, y salir de ese engendro del Euro, donde el dinero no es la consecuencia de la organización de un Estado único, sino una invención de los banqueros que intentaron construir un Estado Europeo a partir de la elite que maneja el Dinero Global.
Como resultado de estas maniobras antirusas, pierden influencia política los norteamericanos, sino que están engendrando un 4to.Reich a través de los bancos alemanes, implacables con las naciones de los países europeos del Sur, que desprecian.
La Guerra Financiera y Monetaria, es un instrumento fundamental para la guerra económica. Para implementarla es primordial controlar al Banco Central del país invadido, y en eso tienen una amplia experiencia, pues en la cúspide del control de Imperio Global se encuentran los “Dueños del Dinero”, que comenzaron esta carrera triunfal en las Navidades del año 1913, cuando con un Golpe Palaciego se apoderaron del Banco Central de Estados Unidos, y privatizaron la hoy Reserva Federal, y luego crearon el Banco de Pagos Internacionales de Basilea, que instaló las normas de funcionamiento de todos los Bancos Centrales, que se organizaron para servir a los intereses del Imperio Global.
En la Argentina el “Cerco Financiero” instalado por la banda de Martínez de Hoz, se usó para provocar entre 1976 y 1980 la quiebra de 16.000 empresas argentinas, o para apoderarse de otras, sobre todo las de producción masiva de bienes, servicios públicos y medios de distribución. Por ejemplo, desde el Banco Central instalaron un mecanismo cambiario (llamado “La Tablita”) que permitió, entre otros robos, que Nelson Rockefeller se lleve 8.000 millones de dólares en pocos años. Al mismo tiempo, que esta banda destruye el sistema administrativo legal, difaman el papel del Estado, acusado de “ineficiente” mediante slogans, como el que acuñó el siniestro Proceso Cívico Militar de Argentina: “Achicar el Estado es agrandar la Nación”.
LA GUERRA FÍSICA DE BAJA INTENSIDAD
La técnica del Golpe de Estado Militar ha perdido todo prestigio y genera un gran rechazo internacional, por el eso el Imperio Global desarrolló un nuevo mecanismo que designó como “Revoluciones de Colores”, que está aplicando en el norte de África y en el Medio Oriente, al que se agregan los Golpes Institucionales, donde un sector civil del Congreso, adepto al Imperio, destituye a un poder ejecutivo adverso, tal es el caso de Paraguay con la destitución del Obispo Fernando Lugo o a Francisco Zelaya en Honduras, mecanismo que se ha desprestigiado por la reacción solidaria de toda América Latina.
Una de las Revoluciones de Color más infame fue la orquestada contra Muamar el Gadafi, que había tenido la osadía de estructurar un espacio económico continental africano, aprobado por todos los países de África y con adhesiones de varios países árabes, que tendría una divisa propia: el Dinar de oro. El Derrocamiento se organiza mediante una insubordinación, con saqueos, y muertos, la alharaca de los medios justifica que los países de la OTAN bombardeen a todo lo que se mueve con la finalidad de “reimponer el orden”, y en el desorden que generan, asesinan a Gadafi ante las cámaras, para deleitar a la Señora Clinton.
La insubordinación intentada con Siria les salió mal, porque Rusia tiene en ese país una base naval, la única sobre el Mediterráneo, y aclaró que intervendría si la amenazaban. Ante este fracaso, para emparejar los tantos, la CIA organiza una Revolución de Color en la Plaza Maidan, en el centro de Kiev, tratando de sustraer a Ucrania de la influencia rusa para integrar a ese país en la Unión Europea, y luego ponerlo bajo el control de la OTAN.
Pero Rusia ahora tiene un verdadero líder, y Vladimir Putin no estaba dispuesto a permitirlo, así que, hasta ahora, el único resultado obtenido por el Imperio, es que la península de Crimea se separó de Ucrania para unirse a la Federación de Rusia. La furia por esta derrota es aprovechada por el Imperio Global para sancionar económicamente a Rusia, con contraproducentes resultados, pues esto llevó a consolidar la alianza entre Rusia y China, decididos a combatir la preeminencia del dólar como divisa internacional. ¡Vamos todavía!.
LA RE-COLONIZACIÓN DE LA ARGENTINA
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el Imperio Global puso en marcha el Proceso de Descolonización, que no era otra cosa que la transferencia del colonialismo político británico al colonialismo económico-financiero norteamericano, este fue el precio pactado por los voraces norteamericanos con el ya viejo león Británico, incapaz de defenderse sólo del poder Nazi o del Oso Ruso, que podía llegar hasta sus costas.
Y la Argentina era la colonia británica más próspera y mejor equipada: con una extensa red de ferrocarriles, puertos, administración eficiente y buenos servicios públicos. Así que; apenas terminó la Guerra enviaron como Cónsul a Spruille Braden[1], a hacerse cargo del país. Apenas llegó se alinearon tras él, en la Unión Democrática, todos los partidos políticos liberales: Radicales, socialistas de varios tipos, demócratas progresistas, comunistas, demócratas cristianos, todos unidos para enfrentar a Juan Domingo Perón, y ansiosos de entregar la Argentina a Estados Unidos.
El 17 de octubre de 1945, fracasó el golpe de Estado organizado para detenerlo, y se tuvieron que hacer las elecciones, y Perón ganó, y cuando los norteamericanos quisieron cobrar la factura que los británicos habían prometido a cambio de su ingreso en la guerra, Perón les hizo ver que antes estábamos nosotros para cobrar por la comida y recursos naturales entregados durante las dos guerras. y que los ingleses nunca nos pagaron, y que podían hacerlo entregándonos los ferrocarriles, los puertos, y hasta las empresas de tranvías, teléfonos, etc.
Imaginen la furia de los angurrientos capitalistas norteamericanos al ver cómo le sacaban su presa de la boca. Con paciencia británica esperaron 10 años el momento propicio para apoderarse del país que los ingleses “les debían”, con el doble beneficio de anular el poder de la Argentina como potencial competidor de los Estados Unidos, por su similar producción agropecuaria e industrial, situación muy diferente de la complementariedad que teníamos con Inglaterra (taller británico y granja argentina). Además el peronismo era un peligroso rival ideológico y político, que había cobrado vuelo internacional con su propuesta de la Tercera Posición (“Ni yanquis, ni marxistas: Peronistas”).
El derrocamiento del gobierno popular comenzó con un brutal ataque a su principal enemigo: El Pueblo Argentino, reunido en la Plaza de Mayo el 16 de Junio de 1955, que fue ametrallado y bombardeado con el objetivo de asesinar a Perón, desmoralizar a sus partidarios, y conseguir la rendición del gobierno. Usaron 38 aviones pagados con el trabajo argentino, y piloteado por compatriotas, generando una catástrofe más grave que la que los alemanes hicieron en Guernica[2], porque allí, al menos, los asesinos eran extranjeros.
La destrucción de los Servicios Públicos
Durante el primer gobierno civil cómplice del Imperio, el de Arturo Frondizi, que, con su ministro de economía Álvaro Alsogaray, destrozó la incipiente industria automotriz nacional, superior entonces a la alemana y la japonesa, desbastadas por la guerra, permitiendo el ingreso de 14 armadurías de empresas extranjeras que destruyeron una pujante industria automotriz, totalmente argentina: IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado) que diseñaron y fabricaron íntegramente la línea de autos Institec (que incluía los autos Graciela, íntegramente diseñados y producidos aquí, con varios modelos, incluso un convertible), también el Rastrojero, lanzado en 1953, y luego reforzados por los modelos de Industrias Kaiser Argentina asociada a IAME (Jeep, Estanciera, Carabela, Gladiator, Rambler), que fueran desplazados del mercado por los productos importados, algunos armados aquí, pero sin producción ni desarrollo de piezas locales.
Frondizi quiso hacer algo similar con los ferrocarriles: contrataron al general norteamericano Thomas Larkin, para “racionalizar “ el sistema ferroviario, para lo cual este propuso despedir a 70.000 empleados ferroviarios, cerrar un tercio de ramales y desguazar todas las locomotoras a vapor, a 70.000 vagones y 3.000 coches de pasajeros.
Larkin era n hombre de las corporaciones petroleras, las grandes automotrices y productoras de neumáticos, que querían sustituir por transporte automotor a los ferrocarriles, que son cinco veces más baratos por tonelada transportada, y prácticamente no emiten contaminación.
Tuvimos que esperar a Menem para cerrar también a la Empresa Líneas Marítimas del Estado (ELMA), con lo cual se pierden 2.000 millones de dólares anuales de fletes argentinos, que cobran de flotas con banderas extranjeras, y además regaló, para ser desmantelada, a la empresa Aerolíneas Argentinas a un delincuente actualmente preso por desfalco en España.
Durante el gobierno de Menem, la hija de Alsogaray se ocupó de desmantelar el servicio telefónico, que estaba en pleno proceso de modernización, para entregarlo a las empresas europeas, que cobran a los argentinos varias veces lo que pagan los europeos por los mismos servicios.
Los cipayos menemistas entregan Obras Sanitarias de la Nación a Aguas de Barcelona y Suez, que fracasan estrepitosamente y deben ser renacionalizadas, pero en el proceso desguazan la empresa de Agua y Energía Eléctrica, en 46 empresas pequeñas, sujetas a privatización, con lo cual se pierden estudios históricos y geológicos imprescindibles para planificar represas y sistemas de riego, y la planificación se convierte en un tabú en la Argentina, ni un bombardeo hubiera sido tan efectivo.
“La Guerra Cultural” es objeto de otro dispositivo puesto en marcha después de la masacre “Libertadora”, y también queda a cargo del agente imperial Arturo Frondizi, que usando el slogan “Laica o Libre” comienza a desmantelar la enseñanza estatal igualitaria, y cada año se modifican los planes de estudio de las universidades y de la educación secundaria, desposeyéndolas progresivamente de conocimientos técnicos y de métodos educativos que impulsen el pensamiento y la creatividad propia de cada lugar. Se trata de una operación que, sumada al vaciamiento de contenidos de los medios de difusión tienen el propósito de instalar una clase media cuyo único horizonte es el consumo, y el odio hacia los que son más pobres que ellos, rompiendo todo sentimiento natural de solidaridad social, y considerando el Amor a la Patria, una antigualla.
Así generaron una mentalidad de masas más o menos ilustradas, lábiles al manipuleo mediático, que ha tenido como consecuencia la actual ausencia de cuadros políticos opositores, tan contagiados por la estupidización mediática, que no atinan a expresar una idea nueva coherente, limitándose a repetir slogans de probado fracaso.
Así, alternando golpes militares de generales “Iluminados” que echaron a los profesores brillantes de las Universidades durante una “Noche de bastones largos” y que durante el Onganiato, llegando a prohibir la enseñanza de la Teoría de Conjuntos, porque tenía “connotaciones subversivas”.
Así, durante 18 años, mediante una presión policíaca, combinada con elecciones amañadas, y desmantelamiento cultural, logran la “Destrucción del Hombre Argentino” denunciada por Perón cuando regresó al país después de su exilio. Observación que hizo antes de que la derecha oligárquica controlara nuevamente el sistema económico, y se instalara en la Argentina, lo que hoy denominan como Revolución de Colores, con grupos de izquierda, derecha y populares, generando político y colapso económico, generando loas condiciones para que triunfe un nuevo Golpe Cívico-Militar, el Proceso, que expulsaría a miles de profesores y científicos, asesinara a 30.000 cuadros políticos y sindicales, en su gran mayoría peronistas, robara bebés a matrimonios jóvenes para después asesinarlos, destruyera el sistema de bocas de expendio únicas de YPF para devolverlas a las multinacionales, y perdieran una guerra, dejando a la Argentina sin control de su océano y haciendo peligrar sus derechos sobre la Antártida,.
Desastres que dejaron a los militares golpistas, exhaustos y completamente desprestigiados, y teniendo de llamar a elecciones, sin estructuras políticas nacionales que pudieran presentarse, tuvieron que entregar el poder al candidato radical Raúl Alfonsín, que a poco de asumir, dejó que el FMI destituyera a su Ministro de Economía, Bernardo Grispun[3], para poner el suyo, que se dedicó a organizar la gigantesca estafa de la “Hiperinflación”, tras la cual quebraron otras 45.000 empresas argentinas, que fueron parcialmente sustituidas por empresas extranjeras, organizadas como cadenas que no dejaron espacio para nadie que no fuera un empleado en ellas.
Agotado este proceso, los personeros imperiales encontraron finalmente a un gobernador peronista, de una lejana provincia, muy vinculado familiarmente con la región libanesa del valle del Bekaa, entonces la principal productora de amapolas para fabricar heroína del Medio Oriente: Carlos Menem. Este era un político tan oportunista como sagaz, y lo consagraron como el instaurador del Consenso de Washington en la Argentina: Resultado 113.000 empresas más quebradas, lo poco que quedaba del aparato productivo nacional destrozado, una gigantesca deuda externa, un nivel de corrupción realmente inaudito, un diario con tanto poder, que decía que con cuatro tapas, podía hacer caer a cualquier gobierno, un desprestigio para el Movimiento Peronista que costará reparar, y tan crápula políticamente que consiguió que una Alianza de partidos (los mismos que en su momento apoyaran a Braden contra Perón), ganaran las siguientes elecciones, colocando a un presidente lamentable como De LaRua, que terminó agravando groseramente las finanzas públicas mediante un proceso llamado “Megacanje”, al punto que los Fondos Buitres reclamaban que la fraudulenta Deuda Externa se pagara entregando parte de nuestro territorio.
Finalmente el Pueblo salió a la calle, echó al inepto Presidente en una tarde de rebelión, y después de un breve interinato del Presidente del Senado[4], las dos Cámaras eligen a Adolfo Rodríguez Saa como Presidente, que busca solucionar el problema de la Deuda Externa, pero no consigue apoyo de otros gobernadores y tiene que renunciar.
Lo sucede Eduardo Duhalde, el candidato del Imperio, que, en un día, duplica la deuda externa con una devaluación del 50%, en un país sumido en el caos monetario, con seis millones de argentinos participando en Ferias de Trueque, pues carecen de dinero para comprar nada, y aparecen las monedas inconvertibles, emitidas por las diferentes provincias que impiden la fuga de fondos hacia el extranjero, y salvan a la economía de una catástrofe.
Esa es la situación que encuentra el Presidente Kirchner, que comienza un gobierno que bien puede ser tildado de Gobierno de Postguerra, o Gobierno de la Reparación, que ha restañado las grandes heridas dejadas por tantos años de saqueo, disminuyendo significativamente la pobreza, aumentando el empleo, recuperando empresas argentinas, restaurando una política de Derechos Humanos e instalando a la Argentina en su lugar en el concierto de las naciones latinoamericanas.
Buenos Aires, 10 de abril de 2015
[1] dueño de la empresa de cobre chilena Braden Cooper, lobbista defensor de los intereses de la Standard Oil en la guerra entre Bolivia y Paraguay y de la siniestra United Fruit.
[2] En Plaza de Mayo atacaron 38 aviones, generaron 308 muertos y 700 heridos, y en Guernica fueron 126 muertos.
[3] Impugnaba la Deuda Externa y quería abrir las fábricas cerradas por la “Bomba Neutrónica” de Martínez de Hoz.
[4] El Vicepresidente: Carlos Chacho Álvarez había renunciado, aunque no se sabe porqué.
[i] Autor del libro recientemente editado: “LA CUARTA GUERRA MUNDIAL – El Imperio Global contra el Tercer Mundo” Ed. Fabro 2015-
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