Por Walter Moore
17/08/2016
Los tiempos principales de la Política son los
del futuro, y todo lo que hagamos, o dejemos de hacer ahora, nos abrirá o
cerrará el futuro. Por otra parte, Perón decía que “La experiencia
propia llega tarde y es muy costosa”, también afirmaba que la única
política relevante es la política internacional, porque esta repercute
en todos los países, y estos a su vez la retumban en el nuestro.
Por eso, para intuir “Que es lo que vendrá” no
debemos concentrar nuestra mirada hacia adentro de nuestro país, ni
siquiera adentro de nuestro Continente Suramericano, sino a lo que
sucede en las naciones que han logrado imponer su voluntad o dar su
ejemplo a muchas otras.
Y hoy, y en un futuro no muy lejano, estas
grandes naciones parecen disponerse a cometer grandes errores,
especialmente en dos frentes de tormenta sumamente peligrosos: El
Económico y el Bélico.
Desde la crisis del 2008 la
situación económica de los países atlantistas no ha mejorado, se la ha
contenido y hecho lo que siempre se hace en estos casos: Se la ha
“pateado para adelante”, y ahora reaparece, pero se han formado fuertes
anticuerpos en este lapso dejando a la elite dominante con menos
recursos, obligándola a quemar recursos que fragilizan su poder, por
ejemplo: Aplicar también a América Latina el método golpista de las
“Revoluciones de Colores”, ya instalado en Europa, el Oriente Medio y el
norte de África.
El método funcionó hasta que los rusos dijeron
¡Basta! Interviniendo militarmente en Siria al mismo tiempo que Estados
Unidos se sumaba a la crisis económica (con la visibilidad del 1% rico
versus el 99% cada vez más pobre) una inesperada crisis política con la
irrupción de Trump como candidato a la presidencia de ese país con
apoyado en un discurso opositor al financierismo apátrida de la elite
dominante.
Así que hoy vemos que el enorme poder acumulado
por este grupo encuentra contendientes muy poderosos: China
(potencialmente capitalista, e integrado al sistema de poder actual)
decide aliarse con su poderoso vecino ruso, que cuenta con el indudable
liderazgo político de Putin, y el desarrollo del creciente poder bélico
ruso, aliado con el poderío poblacional, industrial y comercial de
China.
Por otra parte, la imagen de “Democracia
Liberadora” del capitalismo como principal forma de avance de la
Humanidad, está siendo contradecida por el énfasis en los aspectos
éticos reclamados por el Papa Francisco,
manifestando un cambio en la actitud de la Iglesia Católica, que ahora
impulsa un cambio de actitud, que deja los argumentos del “Derrame” como
una falacia sin el correlato de la realidad de los pueblos, ni siquiera
dentro de los Estados Unidos, cuya población genera crecientes
manifestaciones de protesta que preanuncian un muy posible cambio en el
sistema de poder político dentro de Estados Unidos, con el ascenso al
poder de Donald Trump, que propone sustituir la economía especulativa
por la reinstalación de la industria productiva, cedida a países
tercermundistas para aumentar la tasa de ganancias de las corporaciones.
Este cambio correrà el eje de los avances tecnológicos, poder ahora
concentrado en la industria para la guerra.
Así que, lo parecía una carrera imparable hacia
la instalación de un Nuevo Orden Mundial mediante la Globalización
Corporativa, se está convirtiendo en un Conflicto Global, pues el
sistema de poder extraterritorial propuesto por la plutocracia global,
ahora con las versiones del ALCA para Europa y Asia, no parece que
tendrá mejor destino que el que tuvo en América Latina. Por otra parte,
la idea de una Unión Europea sin un estado democrático europeo
El exageradísimo endeudamiento de Estados Unidos y
las decisiones de muchos países de usar sus monedas nacionales para su
intercambio mutuo, preanuncian el derrumbe del dólar como divisa
imprescindible, modelo que ya encontró en el Banco Asiático de
Inversiones en Infraestructuras, instituciones para reemplazar al Banco
Mundial. El preanuncio de la debacle lo encontramos en el principal
aliado de Estados Unidos, Gran Bretaña, que prudentemente se despega del
desastre de la Unión Europea; invento para el sólo beneficio de Estados
Unidos y la gran banca mundial, que se encuentra a punto de estallar.
América Latina, con independencia de los
impresentables que supo conseguir el Imperio del Caos, ya probó el sabor
del la Unidad Continental, y para restaurarla sólo se necesita el
tiempo para liquidar definitivamente a las oligarquías locales, siempre
asociadas al Imperio de turno.
CONSTRUIR LO QUE VENDRÁ
En todo este Nuevo Desorden Mundial, América
Latina en general y Argentina en particular tienen mucho que ofrecer a
la Humanidad, dado que el proceso Universalista, ya está en marcha
conducido por un argentino y peronista, ubicado en el lugar exacto para
conducirlo: La Iglesia Católica que ha soportado dos mil años de
conflictos internos y externos y sigue teniendo una vigorosa presencia
en el mundo, Debemos hacer notar que Francisco no ganó ninguna elección
popular: Fue elegido por la Iglesia al considerarlo el mejor conductor
de sus intereses, y con él se otorgó el poder a la militante
congregación de los Jesuitas, sabiendo que, de alguna manera, estos
serán capaces de recuperar la transformación extraordinaria que lograron
con su accionar en América con las Misiones Jesuítico-Guaraníes
La unción del primer Papa americano, preanuncia
un programa de crecimiento de la integración de la cultura originaria de
estas tierras con la cultura migratoria europea, una cultura criolla,
solidaria, afectuosa y leal, como la que tuvo en el gobierno de Perón y
Evita su máxima expresión política.
PREPARARNOS PARA LO QUE VENDRÁ
El futuro nos depara dos futuros posibles: Una
Guerra Termonuclear, en la cual nada podemos prever, pues depende del
nivel de locura que demuestren los que tienen acceso a los botones de
lanzamiento de los misiles de la “Destrucción Mutua Asegurada”, y la
otra es el retroceso más o menos rápido de las fuerzas del Imperio del
Mal, necesario para instalar el Universalismo.
Y todo ocurrirá en este siglo.
Prepararnos para esto requiere encontrar formas
de acción política capaces de articular la energía transformadora de las
juventudes con la sensatez y el conocimiento de los ancianos
inspiradores de los caminos para el cambio que, al menos deben disponer
del derecho al veto a las propuestas provenientes de la energía juvenil,
muy seducidas por el modo de vida “moderno” que nos ha colocado frente a
este abismo.
La unión de la energía juvenil y la experiencia
de una madurez incorrupta es imprescindible para no volver a
equivocarnos, o quedar cortos en el proceso de transformación posible.
Cordialmente.
Walter Moore
Buenos Aires, 17 de agosto de 2016
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