Desde que el neoliberalismo ha tomado el poder, ha tratado de
convencernos que la política y la economía eran dos cosas
diferentes, para poder mantener el poder económico fuera de todo
cuestionamiento mientras someten al plebiscito eleccionario a algunos
lugares de las estructuras burocráticas estatales. El Pueblo tiene
el derecho de elegir al Presidente de la Nación, con quien tiene
tratos muy esporádicos, pero no puede decidir quién maneja al Grupo
Clarín, el diario que leemos todos los días, y canales que se
encuentran casi permanentemente prendidos.
Así que hoy tenemos una Democracia sumamente restringida, que
ejercemos una vez cada dos años, pero estamos subordinados a una
plutocracia que se impone en forma tiránica, nos dice
permanentemente que hacer, que podemos comprar, como debemos viajar,
y donde podemos vivir.
Así la Política, que es la actividad que se ocupa de distribuir
recursos y responsabilidades, no funciona en la vida cotidiana,
pues el Pueblo no puede elegir a aquellos que condicionan nuestro
estar en el mundo.
Esto fue organizado así desde el Imperio Romano, en adelante. La
estructura del sistema político, formado por capas sometidas a lo
que dispone una cúpula ha permanecido igual durante dos milenios,
siempre existió un orden político piramidal, y esto es así en
cualquier sistema, demoliberal, socialista o fascista, todos son
pirámides, con una gran base formada por la mayoría de la
población, y por encima un escalonamiento por clases sociales, la
diferencia estaba en la cantidad de escalones.
Pero a lo largo de todo el siglo 20 se ha gestado un cambio
estructural de gran magnitud, y se llama Internet, que también
inventamos nosotros. Pero la Red de Redes es la culminación de una
enorme organización de redes entrecruzadas. A las viejas redes de
caminos, se sumaron redes ferroviarias, eléctricas, telefónicas, de
cajeros automáticos, etc. Hoy nuestra sociedad no podría funcionar
sin este sistema de redes cada vez más intrincados. Y esto tiene un
profundo significado político.
Así como la tecnología de la imprenta, permitió la alfabetización
masiva, lo cual permitió una sucesiva diferenciación de
actividades, y se hizo necesario el cambio político de un
autoritarismo feudal que ya no podía controlar a estas nuevas
fuerzas productivas, por la democracia representativa.
Pero ese período ahora terminó. La imprenta ha sido superada como
estructura básica del saber social por las tecnologías
informáticas, por las redes de información, que avanzan mediante
saltos de complejidad.
El hecho de que en gran parte del mundo exista un teléfono celular
por cada persona, es asimilable a la alfabetización en los siglos
pasados, un gran avance democrático, pues la diferencia que existe
entre alguien que sabe leer y escribir, y quien no, es abismal, y en
eso la democracia se ha apuntado un enorme éxito e Internet ha hecho
realidad la posibilidad de conectar a cualquiera con cualquiera, esté
donde esté.
Y casi súbitamente, las sociedades de pirámides se transformaron en
sociedades de redes, en las cuales no tiene sentido hablar de base y
cúspide, sino de líneas y nodos, que se conectan
omnidireccionalmente, no importa si van hacia los costados, o hacia
arriba y abajo. De repente, el mundo bidimensional de las pirámides,
donde sólo existe arriba y abajo, se convirtió en el mundo
tridimensional de las redes.
Y esto tiene una dramática importancia política, porque obliga a
pensar nuevamente cuales son los procedimientos que debe llevar a
cabo la política que es la actividad destinada a distribuir recursos
y responsabilidades.
El plácido mundo donde sólo se trataba de encontrar la manera de
subir al “ascensor social”, para poder acceder a mayores recursos
y menores responsabilidades, ya no funciona. La “Multipolaridad”
cada vez asume más dimensiones, y el mundo del presente, y
especialmente, el mundo del futuro no puede ser comprendido, y menos
aún operado con las reglas bidimensionales de la sociedad piramidal,
sino con las reglas mucho más complejas de la sociedad de redes, en
la cual se mueven con mayor comodidad los expertos en manejar
información compleja, como las corporaciones o los sistemas de
espionaje, llamados correctamente “de Inteligencia”, porque están
entrenados para moverse en situaciones contradictorias y muy
ambiguas.
En este mundo multidimensional de las sociedades de redes, las
estratificaciones piramidales no funcionan, ni en el campo político,
ni en el campo económico, pues esa arbitraria división no obedeció
a un descripción de la realidad, sino a una superchería para
ocultar los lugares de poder que ocupa el Poder del Dinero, que
controlan todo y donde la democracia demoliberal no existe, pues no
existen las elecciones ni la obligación de rendir cuenta de sus
actos.
“Algo está podrido en Dinamarca” diría Hamlet, pero se
trata de una enfermedad que no se puede curar legalmente porque son
graves delitos que se apoyaron en redes no formales del poder, en
redes no explícitas, que no forman parte de la estructura legal
existente, ya completamente obsoleta e incapaz de castigar a los
poderosos. Un famosos mafioso argentino, del que se dijo, que hizo
matar a un periodista porque publicó su fotografía, definió así
al poder: “Poder es igual a Impunidad”, el Grupo
Clarín lo está demostrando, se hizo una ley, una de las más
largamente debatidas en el seno de la sociedad, para controlar a los
delincuentes mediáticos como ellos, que hicieron asesinar al dueño
de una empresa que codiciaban y luego torturar a la esposa, para
robarlo, y todos lo saben, pero estos delincuentes contratan a
payasos periodísticos para burlarse en la cara de los bienpensantes.
Si bien es cierto
que ningún banquero firmó un decreto, ellos fueron los que
manipularon (léase corrompieron) al “sistema de los políticos”
para que tomaran decisiones que los favorecían en contra de los
intereses nacionales y de las grandes mayorías. Es así como todos
perciben que desde 1976 en adelante en la Argentina ha habido una
continuidad económica que no ha sido cortada por ninguna elección,
mientras los políticos cambian, el poder económico permanece
inamovible, La extraordinaria ganancia de los bancos durante el año
2013 prueba que todo sigue igual.
Este proceso ha
puesto a nuestro país en manos de los sectores más retrógrados de
nuestra sociedad: usureros, rentistas. Imposibilitados de resolver
las necesidades de vivienda e importadores que festejan la
destrucción de la industria nacional. Estos son hombres ricos
nacionales, pero los que realmente manejan los hilos, los que siguen
tomando todas las decisiones estratégicas, siguen siendo los
intereses extranjeros dedicados al saqueo sistemático de nuestro
país,.
Este verdadero poder
vicario está organizado para eludir toda responsabilidad y disfrutar
de todos los beneficios, ha usado los más diversos recursos
(partidos propios, medios de comunicación controlados, servicios de
inteligencia, corrupción política, sindical y universitaria) hasta
convertir a la “política” actual en una especie de circo romano
mediático, donde las “espadas verbales” de los políticos se
desangran entre sí, azuzados por un coro de periodistas ante una
sociedad cada vez más harta de tantas mentiras
Los sectores
dominantes, escondidos en sus confortables palcos y protegidos por su
policía privada, se ríen de los patéticos esfuerzos de los
políticos por explicar lo injustificable. Seguros de su impunidad se
limitan a sonreír cínicamente cuando algunos de estos poco
atléticos gladiadores termina preso y sólo se limitan a
abandonarlos veloz y silenciosamente a su destino, agitando, cuanto
más, alguna torpe excusa.
Debemos preguntarnos
¿cómo algo tan evidente como la unidad entre política y economía
ha podido ser separada tan tajantemente en la percepción de la
sociedad?.
La Facultad de
Economía, aparte de la reglas de contabilidad, se enseña “economía
clásica”. O sea los postulados económicos del neoliberalismo
(monetarismo, “mano invisible”, “riesgo país” y todas las
variantes del credo neoliberal, base del “pensamiento único”).
Las “Ciencias Políticas” que se enseñan consisten en describir
como funcionan todos los sistemas políticos que, a lo largo de la
historia, han consolidado el poder del Imperio Anglonorteamericano, o
sea el neoliberalismo y la socialdemocracia en todas sus variantes,
además de una denostación permanente de cualquier otro sistema que
represente variantes peligrosas para los mencionados.
Para profundizar en
el sentido que tienen estos enfoques debemos averiguar quiénes, y
para qué, inventaron la “economía clásica” o “economía
política”. Fueron Adam Smith y David Ricardo, dos conspicuos
miembros de la Compañía de las Indias Orientales, base central del
programa político colonialista de Gran Bretaña. Fue en esa época
(el siglo 18) cuando la aristocracia feudal de los isleños
británicos, desarrolló su proyecto de dominación mundial basado en
el “libre comercio”, la “libre navegación de los ríos”, la
“libertad de prensa” y la sumisión mental de los pueblos
invadidos mediante el opio.
Es necesario poner
en claro que el neocolonialismo actual no consiste en la ocupación
militar de los territorios, sino en la ocupación insidiosa de las
mentes de las personas de los países invadidos, y hoy el genocidio
no ocurre en los prolijos campos de exterminio de los nazis, sino en
las casuchas de la periferia, donde la miseria mata niños cada día
y en las calles sin control, donde mueren diariamente personas por
accidentes de tránsito y por homicidios producto de la desesperación
que produce la exclusión social y el consumo de drogas.
El movimiento
estudiantil prácticamente ha desaparecido. Los centros de
estudiantes han involucionado desde el fecundo ámbito de la
discusión política a ser cajas de recaudación para los grupos
políticos que los manejan.
En las universidades
tradicionales argentinas ya no se enseña a pensar, a aprender, a
crear. Se entrena para “salidas laborales”, o sea se conforma una
nueva clase de siervos de la gleba tecnológica, para que funcionen
como engranajes eficaces de la dominación colonialista.
Para volver a pensar
sin miedo nuestra realidad, para sacarnos de encima el terrible peso
del cipayaje intelectual que se ha filtrado en toda la educación
superior, debemos formar nuevamente a argentinos patriotas, para
unirlos a los hermanos iberoamericanos que quieran librar con
nosotros esta nueva batalla por la independencia y la unidad
sudamericana recuperando el legado de nuestros próceres: Belgrano,
Lavalle, Moreno, San Martín, Quiroga, Peñaloza, Bolívar, Zapata,
Sucre, Artigas, López, Martí, Sandino, Guevara, Gaitán, Arbenz,
Vargas, Torrijos, Velazco Alvarado, Allende y por supuesto, Perón y
Chávez, que se batían a muerte, no haciendo Simposios.
Buenos Aires, 21 de
abril de 2014
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